jueves, 20 de diciembre de 2012

Así se presentó Adagio a los fondos


ADAGIO
Story Line
Un artista, un filósofo y un científico reflexionan sobre la historia reciente del Uruguay y el Cono Sur, desde la intimidad del buscador de la libertad absoluta.
Sinopsis Argumental
¿Tiene sentido planificar la vida? ¿Se puede planear una sociedad?
“El 19 de noviembre de 1970 me explotó una bomba en las manos ¿cuál es la probabilidad matemática de sobrevivir para contarlo?", se pregunta el Prof. Juan José Cabezas, en su oficina de la Facultad de Ingeniería. “El camino está llena de señales, y un comentario menor, oído en un momento clave, puede cambiarte la vida para siempre”, reflexiona Ruben Artús, al referirse al día en que “me desperté al conocimiento”. Mientras tanto, José "Pepe" Vázquez sueña con poder montar algún día el ballet sobre el "Adagio de Albinoni”, que creara mentalmente mientras la represión de Pinochet lo torturaba. "A mí me salvó el amor al arte". A los 70 años, Pepe está muy gordo para bailar; igualmente continúa dando clases de ballet a niñas de Playa Hermosa. Pastor Valdense jubilado, Ruben Artús dedica sus días a recuperarse de su afección vertebral, hace tres años no podía andar más que unos metros, hoy, camina tres kilómetros diarios para ver salir el sol, todos los días. El matemático Juanjo Cabezas espera jubilarse antes de perder la vista totalmente; una secuela más de la explosión.
En los titulares de los diarios de 1970 se leía: "Estalla una bomba en bowling de Carrasco. Explosión mata dos tupamaros mientras la colocaban". El MLN decidió entonces comenzar a utilizar bombas con retardo programado. La construcción de los nuevos artefactos fue encargada a Juanjo Cabezas, un estudiante de ingeniería de 20 años. Nuevamente el destino deparó sorpresas: la bomba explotó en sus manos.
En 1973 Pepe era bailarín del Ballet Nacional de Chile, totalmente ajeno a la política, vivía para el arte. Un día “cuando el cielo estaba naranja” lo llevaron detenido al Estadio Nacional. “Nos sacaban a tomar sol. Nos ponían un revolver en la cabeza y nos hacían cantar Libre, como el sol cuando amanece yo soy libre... Lo que ellos no sabían, era que yo me sentía libre de verdad, como nunca...".
Artús es un convencido de que las señales están a cada paso. “Un día, caminando en Buenos Aires por la avenida Rivadavia, me dí vuelta a mirar a una mujer. Julio, otro uruguayo que militaba con nosotros, me dio una lección de rectitud en una frase que no olvidaré jamás: Compañero, usted tiene su compañera; mirar el culo de otra mina es un acto de contrarrevolución”. A los pocos días, Julio apareció acribillado junto a un árbol. Hoy, el hijo menor de Ruben se llama Julio.
En un país carente de frases con sabiduría, el científico, el artista y el filósofo intentan enunciar el adagio que mejor puedan ilustrar nuestro pasado reciente y prevenirnos sobre ciertos futuros indesables.

Motivación
Uno de los personajes de Adagio era mi amigo Billy Rial. En momentos de estar recibiendo el fallo del Fondo de Fomento, Billy se moría. En la última charla que tuve con él, unos días antes, me contó lo siguiente: “Me llevaron al penal de Libertad; mi celda daba hacia el oeste y todos los días veía la puesta de sol. Qué Maravilla! Hacía tres años que me tenían encapuchado! Y encima se llamaba Libertad! Empecé a observar que, según pasaban los meses y las estaciones, el sol se ponía más acá, o más allá; empecé a estudiar las estrellas. También me puse a pintar; el primer cuadro se lo dediqué a Copérnico, el segundo a Galileo. Los milicos se reían de mí, venían a buscarme y me torturaban. Qué me iban a hacer! Si en ese momento yo ni estaba ahí,; era una partícula flotando en el universo!”
Adagio es un reconocimiento a todos aquellos que, como Billy, viven la vida como una aventura mágica. A los que incluyen a los sueños como la parte más importante de la realidad; a esas pequeñas partículas sin las cuales el universo no existiría. La única forma válida (y posible) de comprender cabalmente una vida es viviéndola. Es una experiencia intransferible que, con mucho trabajo y algo de talento, quizás llegue a plasmarse en algún libro (del cual podremos recordar, a lo sumo, una frase). Al final la mayoría de nosotros seremos recordados por una o dos frases (Tanta vida en cuatro versos, escribió Zitarrosa). Vivimos en la era de la información pero estamos cada vez menos informados. Cuando mucho, leemos algunos titulares en internet y poco más. Esta película pretende ilustrar lo complejo de las acciones y el bagage de conocimiento que se esconde detrás de muchas frases. Las frases o adagios están ahí, como una luz amarilla de advertencia, pero "el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra". Esta película surge de una necesidad personal, un convencimiento y un compromiso que he venido adquiriendo y por el que lucho tomando como arma al documental. La vida me encuentra en un período muy fértil y alerta en busca de mi propio adagio. Como documentalista (una mezcla de científico, artista y filósofo), también me regocijo buscando respuestas y encontrando más preguntas. Pablo Neruda describió este sentimiento a la perfección: “Yo sigo trabajando con los materiales que tengo y que soy. Soy omnívoro de sentimientos, de seres, de libros, de acontecimientos y batallas. Me comería toda la tierra. Me bebería todo el mar”.
Por último, esta película es un ajuste de cuentas muy personal con una época del país a la cual, como cineasta, nunca me había referido. Al igual que los protagonistas de Adagio, muchísimos seres humanos entregan su vida por amor al conocimiento y a la libertad, que son la misma cosa. El pensamiento no es de eruditos ni de iluminados; todos y cada uno de nosotros contamos con un cerebro de iguales capacidades. El pensamiento es lo único que conduce al hombre a la libertad. (Mis tres personajes dijeron: "El conocimiento/arte/la fe es lo único que conduce al hombre a la libertad"). Por esto considero imprescindible la realización de esta película.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Seguimos postergando lo urgente


¿Es que a alguien se le ocurriría realizar una marcha contra los terremotos? ¿O contra la pozoña de las serpientes? La indignación surge siempre ante excesos de poder de los hombres. Estos hechos nos incumben a todos pues, por un lado, están quienes los provocan y, por el otro, las víctimas, doblemente víctimas pues cargan con el peso de no haber podido (o querido) evitarlo. El documentalista es, naturalmente, parte del mundo de los hombres, por eso el documental nace siempre de la indignación y se transforma en denuncia (o juega del otro lado, en forma de propaganda). El documental traslada los hechos reales al mundo de las ideas, transmuta la experiencia en sabiduría. No es esto otra cosa que la creación de memoria. El documentalista hace sus películas pues vibra con el pueblo y de él se nutre. ¿Pero qué pasa cuando en un tris el documentalista obtiene 10.000 o 50.000 o 100.000 dólares para denunciar lo que considera justo? Nuestros maestros del documentalismo de las épocas grises de Latinoamérica no tenían este problema, en las épocas grises todo era blanco y negro. Ahora todo es prósperidad, una camarita en colores y sin necesidad de laboratorio descansa en cada hogar. ¿Es que ahora está todo bien? Hay una amplísima brecha generacional entre los años 60/70 y hoy. La gran diferencia entre antes y ahora es que hoy nadie sabe quién es el enemigo. ¿Se le ocurrió a alguien ir a pedirle a Videla dinero para hacer una película sobre sus asesinatos? Lo que antes se arreglaba con una bala, hoy, se soluciona con 100.000 dólares y una tibia proyección de un DVD de un dólar ante nosotros mismos y tres aplausos. Los documentales comprometidos son una especie en extinción; la punta de lanza son algunos videos comunitarios o de la causa indígena. Muchos de estos videos carecen de la suficiente fuerza que imprime el arte al elevar los hechos reales al círculo de las ideas. ¿Pero debemos los "profesionales de la imagen" intervenir en estas manifestaciones espontáneas de la indignación? ¿Nosotros que soñamos con la alfombra roja de los festivales y nos quejamos del café de los hoteles? Estos son lo problemas del documental de hoy en América Latina, la solución se halla en una profunda discución sobre la ética. Es una urgencia.