La historia de las historias
Acertado estuvo el idioma inglés en asignar palabras distintas a dos conceptos bien diferentes: story, a una historia narrada, y history, al acontecer de los hechos a lo largo del tiempo. La riqueza histórica de un pueblo no necesariamente conlleva a riqueza de historias, entendidas las mismas como narración. La Historia (con mayúscula), a la vez de avanzar indefinidamente, se abre hacia los lados como la copa de un árbol en tantas ramas como curiosidad tenga quien la observe. La historia o narración, por su parte, se gesta durante la navegación del investigador por el ramaje de la Historia. Se descubre así que cada quiebre y bifurcación de los hechos es totalmente lógico. La originalidad de la nueva hoja de ruta ensayada depende exclusivamente de la intuición y la creatividad del investigador. Así, la Historia (history), siempre objetiva y repelente a deseos e interpretaciones posteriores, está pronta a convertirse en una historia (story). Para eso solamente resta un paso: transmitirla. La forma que adopte se amoldará al medio escogido (generalmente artístico). La cultura de un pueblo no está dada por la historia que le ha tocado vivir, sino por la fascinación que la misma produce en sus hombres. Los artistas se descubren a sí mismos en infinitos aconteceres de la vida y logran transmitirlo al resto de los hombres. Mientras exista alguien contando una historia existirá cultura. La historia pertenece a la naturaleza, las historias al hombre.
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