sábado, 1 de enero de 2011

Pitching

Cuentan que Ridley Scott había andado durante años con su carpeta de “Alien” bajo el brazo. Había golpeado muchas puertas que terminaban golpeándolo a él; hasta que, cierto día, dió con un un productor al que dió el pitch de su vida, le dijo: “Es como tiburón, pero en el espacio. Pero, ¿qué pasa cuando la idea es más compleja? Y generalmente lo es, sobre todo en documental. ¿Cómo resumir en pocos minutos, quizás, una vida de reflexiones y búsqueda personal? Porque cierta porción del amplio abanico que cubre el género documental persigue fines artísticos, y también el resto del espectro no debería olvidarlo. Me parece que los documentalistas, como artistas del cine, hemos olvidado el debate y la confrontación de nuestras ideas. No sé si por dictaduras, globalizaciones, o lo que fuere, pero lo hemos olvidado. Por suerte cada vez más nos estamos encontrando en diferentes eventos para discutir algunas cuestiones como formación, difusión, etc. Pero el asunto permanecerá sin resolución hasta que no tratemos el tema de fondo: nuestras películas como obras artísticas. Todo lo otro, el público, la formación y la transformación social vendrán por añadidura. La generación de los 60 lo supo hacer. Yo nací cuando los enemigos de las ideas aplastaban todo eso -y creo que lo lograron-, y me parece que deberíamos tomar a los sesenteros como modelo. Y no me refiero a militancias políticas identificadas con colores, sino al debate de las ideas. Un intercambio en el cual cada actor cumplía su rol y, en mayor o menor medida, todos aportaban lo suyo. Público, crítica, difusores y hacedores se enriquecían y enriquecían al arte cinematográfico. Luego vino un bache, largo, que llegó hasta hoy, una historia coincidente con la de la televisión. Un limbo que se encargó de borrar memorias y nos dejó este mundo, que hoy pocos intentan entender. Los documentalistas tambien hemos caído en ese pozo, otros han tomado el timón de esa tierra de nadie. Esa gente también ha ido a los tumbos, improvisando y tanteando por dónde está la salida. Pero el problema artístico pertenece a los artistas, y hemos cedido ese terreno. En un intento de imitar a la BBC, Arte, o algún canal nórdico hoy tenemos el “pitching” impulsado por quienes, con buena fe, buscan también recuperar dos o tres décadas de vacío. Pero no funciona. ¿Por qué? Porque lejos de fomentar el desarrollo y la búsqueda del documental como espacio de creación artística, el pitching se convierte en una bana competencia de golpes de efectos o curiosidades. ¿Es mi búsqueda personal y artística peor que la tuya? ¿El amor a tu perro merece el segundo premio y mis miedos al cambio climático el primero? Hemos cedido terreno, y ya no solo en el sentido corporativista como documentalistas, sino, y esto es lo trágico, en la búsqueda personal. Lo más valioso del hombre, y lo único capaz de vencer al tiempo, son las ideas. Deberíamos trabajar sobre esto y aprovechar cada oportunidad posible para rescatar su debate.

1 comentarios:

A las 9 de enero de 2011, 5:57 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Ojo! Esa "cosa" que todo fagocita y que llamamos sociedad quizá haya encontrado un medio para que todo cambie sin cambiar y lo de hoy se parezca a lo de hace medio siglo. Un "pacifier" para conciencias que tienen pesadillas o ganas de romper la membrana que la contiene y crecer

 

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