domingo, 26 de diciembre de 2010

La vida en colores


El otro día, junto a mi amigo colombiano Diego García-Moreno, visitamos dos museos de dos maestros de la pintura uruguaya. En el segundo de ellos, museo que recoge la obra de José Gurvich, quien murió a los 42 años (mi edad de hoy), Diego comentó "Mira que trabajaba esta gente". Lejos de ser considerados genios, pues es algo difícil de conseguir, si es que se consigue o que, y me inclino por esto último, ya viene con uno, qué duro que es poder llegar a tener una producción sostenida y de cierta calidad. Embromábamos entre nosotros "hacemos dos películas y nos ponemos a disertar durante meses sobre lo que hicimos". Es que, además, es muy duro el armar todo el andamiaje necesario para realizar una película; por eso no puedo ocultar mi envidia ante otras artes más inmediatas, como la pintura, por ejemplo. De la idea a la tela el paso es muy corto. Por supuesto, lograr una obra de calidad, ni le llamemos maestra, lleva mucho tiempo; lleva vida. Es fruto de la maduración interior, sin medidas de tiempo determinadas, son paradas de un camino personal, intransferible y en un solo sentido.

1 comentarios:

A las 26 de diciembre de 2010, 5:52 , Blogger cucharasycucharones ha dicho...

Amigo mío...yo que he tenido la bendición o el infierno de incursionar en la pintura no coincido con usted. Trabajar la idea hasta el momento de plasmarla a veces lleva mucho tiempo, quizá años en que sólo es un boceto en un papel manchado adentro de una carpeta ...uno juega, "chivea", raya...sólo practica hasta que llega el momento de "parir" esa idea que no nos dejaba dormir y ahi no dormimos por las horas de trabajo interminable

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio