lunes, 30 de junio de 2008

La música del montaje II

Para comenzar, al igual que una película, una pieza musical tiene comienzo, principio y final. La literatura también lo tiene, pero como dije, es mi sentir personal lo que manda. La música, como una película, va hacia adelante, el medio no permite la repetición de un pasaje que, por distracción o lo que sea, me ha quedado sin comprender. Al leer un libro, el lector puede releer un párrafo, un capítulo, leer el final, continuar mañana, el año que viene, etc. Me dirán que con un DVD o un CD de música sucede igual, sí, ya sé, pero estaríamos destrozando la naturaleza de la obra. Una película está hecha para verse de un tirón hasta el final (de ser posible sin interrupciones, comentarios o palomitas de maíz), igual que la música, sea del género que fuere. Al montar una película domina en mí el músico que llevo dentro. Debo aclarar aquí que no toco ningún instrumento ni he estudiado música ni soy un melómano ni nada de eso. Me entrego a la MUSICALIDAD de las cosas. La película debe fluir, como una melodía, como un río, no digo que deba ser constante, sino fluído, armonioso. Un río pasa, dobla, acelera, se frena, cae, se convierte en un hilo de agua, luego en un torrente caudaloso, vuelve a doblar, PERO SIEMPRE AVANZA, al igual que la música. Cuando hago un documental con entrevistados, principalmente me fijo, más que en los datos que esa persona me pueda aportar, en la sonoridad de sus palabras, en los timbres de sus gestos, en las pausas y en los silencios, también en sus movimientos, o en los “inserts” que los cubran. Todas esas imágenes deben danzar al compás de la gran música que es la película en sí. Si todo esto funciona, y esta es mi gran meta al hacer una película, el comentario del espectador debería ser, “no sé, se trata de tal cosa, pero no, tenés que verla, no te lo puedo explicar”.
Que alguien me explique la música.

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1 comentarios:

A las 29 de agosto de 2009, 13:37 , Blogger Ariel W ha dicho...

Felicitaciones por esa iniciativa del Congo. Superinteresante, mi mujer, Jime está cerca del tema porque labura en la armada y me llegan cuentos increíbles. Nada del romanticismo que algunos ven en la vida primitiva. Comen sesos de mugre y en las condiciones mas precarias nunca falta un vivo que acapara los pocos recursos que hay. En fin, una fuerza desde el Uruguay. Ariel Wolf

 

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