Un taller diferente
¿Nunca te pasó de ir a un evento de documental (cualquiera sea) y salir con un saborcito amargo? ¿Que vas con todas las ilusiones de hacer volar tus ideas y disparar tu proyecto al cielo y te encontrás con una pared de agendas y relojes? Ganes o no alguno de los premios. Nuestro proyecto somos nosotros mismos y el encuentro con nuestros sueños e ideas debe ser una ceremonia. ¿Y no te pasa que mil veces te prometés que te vas a meter de lleno en tu peli y mil veces no lo lográs? "Estoy a mil", "ando como loc@", "termino esto y zafo"... Y es lo único que DE VERDAD te interesaría hacer.
"Nuestro proyecto somos nosotros mismos". ¿Cuándo fue la última vez que estuviste tranquil@, que viste tus ideas y las saboreaste? Que viviste tu ceremonia...
Pensando en estas cosas se me ocurrió una idea que estoy seguro entusiasmará a más de uno.
Veámonos como un un árbol. El tronco somos nosotros y las ramas nuestras ideas. Para expander nuestras ideas (y no caer en el intento) debemos primero ampliar y profundizar nuestras raíces.
¿Lo hacemos?
¿Lo hace nuestro proyecto?
¿Es realmente lo mejor que podemos dar?
¿Nos hemos dedicado enteramente, con todo el corazón a nuestra película?
Tengo una cabaña en medio de un bosque mágico, con una playa desierta al fondo. Pesco con red en el mar, cocino con leña, me rodean los pinos y las águilas... Imaginen, tres o cuatro días, piel con piel con los elementos y un viaje de regreso a las raíces. Ofrezco como resultado la vuelta a casa con un proyecto GENUINO.
Armemos grupos de no más de tres. Creemos en libertad, cavemos hondo y atrapemos la esencia. Crezcamos entre todos.
Si vivís en Uruguay, o si estás de paso, escribime.